Cuando en 1897 apareció la pólvora sin humo con base nitrocelulósica, el cambio fue radical. La pólvora negra, mezcla de salitre, carbón y azufre llevaba unos 600 años fabricándose y los nuevos procesos nada tenían que ver con lo que la gente sabía desde tiempo inmemorial.

Por ello fue necesario instruir a todo el mundo, jefes, oficiales y obreros. Para ellos se realizaron las  “Cartillas para el obrero polvorista”. Una en 1897 sobre las materias primas a emplear, y otra en 1899 sobre los procesos de fabricación.

Pero, además, se trató de difundir para hacer que los nuevos procesos fueran lo más comprensibles al mayor número de personas posibles.

El Coronel de Artillería Felipe Mathé, que había escrito manuales técnicos, novelas y relatos divulgativos de diversa índole, escribió en 1905 un pequeño cuento titulado “Un macarrón de pólvora sin humo. Historia contada por él mismo”, donde trataba de explicar de la forma más amena posible y con la ayuda de pequeñas anécdotas, los nuevos procesos de fabricación. En definitiva se perseguía que fuera fácil de leer y de entender.

Por cierto, el libro fue impreso y encuadernado en la imprenta de la propia Fábrica. El edificio en que se ubicaba lo ocupó sucesivamente el primer gabinete balístico, luego la imprenta, que estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XX, siendo actualmente la Sala Histórica de la Fábrica y exposición de algunos de los productos que fabrica.

Portada del libro

El libro se puede leer y descargar en el siguiente enlace: Un Macarrón de Pólvora sin Humo (Felipe Mathé, 1905)

Joaquín Alastrué Funes.